"SE NOS OCURRE QUE LA POSIBILIDAD DE LEER UN TEXTO ES INVENTAR ALGO EN ESE VACIO. INVENTAR, ES DECIR, SUPLEMENTAR. EL TRABAJO DE LECTURA, CUALQUIERA SEA EL DE UN POEMA, EL DE UN TRATADO, SOLO EMPIEZA AHÌ DONDE SE PRODUCE ESE VACIO QUE DESCUBRE UN SUPLEMENTO. LO OTRO ES REITERACIÒN DE HÀBITOS FAMILIARES DE RECONOCIMIENTO" Adriana Paloma

domingo, 25 de octubre de 2009

ESBOZO DE UNA LECTURA POSIBLE ACERCA DE MICHEL FOUCAULT



Adriana Paloma

( Facultad de Psicología. U.N.R)

Es indudable que en Mayo de 1968, un día de ese mes algo sucedió en Francia. Fue una ruptura, por primera vez la filosofía despegaba de su tierra natal; la Institución, el pensamiento por primera vez trataba de nomadizarse, es decir, trataba de abandonar sus códigos establecidos (como sistemas, dialécticas, etc.); quizá por primera vez la calle unía la filosofïa con la política.

Se borró la omnipotencia del Logos, la palabra se liberó porque cada quien se apoderó del derecho al discurso. Donde todo se vuelve palabra, el lenguaje se reinventaba sin cesar sin reglas de uso o de comprensión, sin gramática, sin sintaxis, sin códigos y sin valores. Desorden de la comunicación, durante algunos días las redes del poder quedaron interferidas: los flujos de transmisión, se perdían, se invertían, se modificaban, eran subvertidos. Por lo tanto, el Logos murió como poder; lo cual no podía dejar de producir efectos inmediatos en la filosofía. Michel Foucault fue uno de los pensadores de entonces que unía la filosofía con la política, fue uno de los primeros en leer en profundidad la historia de ciertas instancias represivas del Estado. Por esta brecha, penetra en lo nodal, es decir una vez más el juego del poder. Dirá Foucault: ” Desde 1820, se observa a la prisión, lejos de transformar a los criminales en gente honrada, tan sólo sirve para fabricar nuevos criminales, o a hundir aún a los criminales en la criminalidad. Fue entonces cuando se produjo como siempre en el mecanismo del poder, una utilización estratégica de lo que era un inconveniente. La prisión fabrica delincuentes pero los delincuentes resultan a fin de cuentas útiles, tanto en el ámbito económico como en el ámbito político”.

“Divina comedia de los castigos: es un derecho elemental estar fascinado hasta el ataque de risa ante tantas invenciones perversas, tantos discursos cínicos, tantos horrores minuciosos. Desde los aparatos antimasturbatorios para niños hasta los mecanismos de las prisiones para adultos, toda una cadena se despliega que suscita risas inesperadas, mientras que la vergüenza el sufrimiento o la muerte no las hagan callar. Los verdugos raramente ríen, o su risa es de otro tipo Valles ya invocaba una alegría en el horror característica de los revolucionarios, que se oponía a la horrible alegría de los verdugos. Basta con que el odio esté lo suficientemente vivo para que de él se pueda sacar algo, una gran alegría, no ambivalente, no la ALEGRÍA de odiar, sino la DE DESTRUIR LO QUE MUTILA LA VIDA”.

Gilles Deleuze

Foucault es un gran escritor que pone alegría en lo que esribe es lo que señala Deleuze al referirse al libro Vigilar y Castigar en el cual el júbilo se confunde con el esplendor del estilo y la política del contenido.

En esta obra el autor describe la arquitectura de la prisión, el Panóptico, como una forma luminosa que baña las células periféricas y deja la torre central opaca, distribuyendo a los presos, que son vistos sin que vean, y al observador cualquiera, que lo ve todo sin ser visto.

Define el Panóptico por la pura función de imponer una tarea o una conducta cualquiera a una multiplicidad de individuos cualquiera, bajo la única condición de que la multiplicidad sea poco numerosa y el espacio delimitado poco extenso. Porque no se tiene, pues, en cuenta ni las formas que proporcionan fines y medios a la función deeducar, cuidar, castigar, hacer producir; ni las sustancias formadas que son el objeto de la función “presos, enfermos, escolares, locos, obreros, soldados ...”

En efecto, el Panóptico, a fines del siglo XVIII, atraviesa todas las formas y se aplica a todas esas sustancias; en ese sentido es que una categoría de poder, una pura función disciplinaria. Michel Foucault lo denomina diagrama.

¿Podemos hablar entonces de un “Panóptico Facultad de Psicología?, por lo dicho anteriormente creemos que sí. Pues, ¿Debe sorprendernos que la prisión se parezcan a las fábricas, a las escuelas, a los cuarteles, a los hospitales, que todos ellos se parezcan a las prisiones?.

¿ Cómo define el autor de Las Redes del Poder el “ver” y el “hablar” de tal forma que constituyan una nueva comprensión del Saber? El poder considerado abstractamente, ni ve ni habla, es un topo que sólo se puede reconocer por su red de galerías, por su hierba múltiple: ” se ejerce a partir de innumerables puntos”, “viene de abajo”. Precisamente porque ni ve ni habla, hace ver y hablar. Porque “(...) no existe un Poder, sino varios poderes. Poderes, quiere decir, forma de dominación, formas de sujección que operan localmente(...)”1

Resulta pertinente preguntarnos: ¿Cómo se presenta el proyecto foulcaultiano relativo “ a la vida de los hombres infames ” ? Gilles Deleuze en su libro Foucault afirma: “No se trata de hombres célebres que ya disponían de la palabra y de la luz, y que se han distinguido en el mal. Se trata de existencias criminales, pero oscuras y mudas, que sólo al encontrarse con el poder, al enfrentarse a él, salen a la luz y hablan durante un instante. Diríase incluso que si bajo el saber no existe una experiencia originaria libre y salvaje, como desearía la fenomenología, es porque el Ver y el Hablar siempre están ya totalmente inmersos en relaciones de poder que ellos suponen y actualizan”.2

A modo de síntesis señalamos algunas cuestiones nodales del proyecto foucaultiano:

1. Una de sus preocupaciones fundamentales es denunciar lagunas de los estudios históricos.

2. Determina en la historia de la represión un momento central: el paso del castigo a la vigilancia. Es decir, el momento en que resultó evidente, según la economía del poder que es más eficaz y más rentable vigilar que castigar.

3. Muestra que a partir del momento en que la prisión se constituyó en su forma de vigilancia, segregó su propio alimento, o sea la delincuencia. La prisión debía ser instrumento tan perfeccionado como la escuela, el cuartel o el hospital, e influir con precisión en los individuos.

4. Muestra que las principales víctimas de la delincuencia eran las clases pobres.

5. Observa que el trabajo penal tiene la característica de no servir para nada.

6. Señala que hoy igual que en el siglo XVIII, es un fenómeno notable, se vuelve a pasar del plano de la delincuencia al plano de la infracción, del ilegalismo. Se acepta cada vez más ciertas formas de ilegalismo, de irregularidades.

7. Establece la relación entre la técnica y represión penal y médica. Muestra que el sistema médico fue siempre auxiliar del sistema penal y médico. Muestra que el sistema médico fue siempre auxiliar del sistema penal, aun hoy día cuando el psiquíatra colabora con el juez, el tribunal, la prisión.

8. El discurso es como cualquier cosa, Objeto de una lucha de poder.

9. En definitiva: el discurso criminológico sólo sirve para dar una apariencia de buena conciencia a los jueces, o más bien es indispensable para permitir juzgar.

10. Sostiene la hipótesis de que la voluntad de verdad nunca es inocente, de que es un instrumento más en la disciplina del saber. El ideal científico, el ideal policíaco.

Según Bernard-Henri Levy en su escrito “El sistema de Foucault” puntualiza: “Foucault realiza esa proeza de ser a la vez uno de los pocos filósofos militantes de este tiempo, y uno de los pocos en haber sabido producir la teoría de su militantismo. Uno de los pocos en bajar efectivamente a la arena, él que fundó el G:I:P: (Groupe d’Intervention Psychiatrique) y sostuvo durante un tiempo a “Liberation” y al mismo tiempo el único en encontrar en un sistema, su “caja de herramientas” teóricas, con que legitimar la forma de su compromiso. Un ejemplo: es porque reconoce en teoría la forma constelada del poder, que se justifica en la práctica, una política de la puntualidad. Otro: es porque ya no imagina unidad del cuerpo social más que en forma de red, que halla su razón de ser, en la práctica, la idea de coordinación transversal, sin aparato y sin centro reductor. Otro, por último, quizás el más claro: en la práctica servir de relevo al otro, la palabra filosófica no tiene por qué articularse con la “práctica de masas”, sino reconducirla y prolongarla: el filósofo habla y, por ese hecho mismo, altera el orden del mundo”.3


Notas:

1 FOUCAULT, Michel. Las redes del poder. Editorial Almagesto. Buenos Aires, 1991.

2 DELEUZE, Gilles. Foucault. Les Editions de Minuit, Paris, 1986. Pág.126. El subrayado es nuestro.

3 HENRI LEVY, BERNARD. El Sistema de Foucault. Texto publicado en Junio de 1975 en Le, Magazine Littéraire, N° 101.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

1. GRISONI, Dominique. Políticas de la Filosofía. Breviarios. Fondo de Cultura Económica. México, 1982.

2. FOUCAULT, Michel. Las redes del poder. Editorial Almagesto. Buenos Aires, 1991.

3. FOUCAULT, Michel. Vigilar y Castigar. Siglo XXI Editores. Primera reimpresión argentina, 1989.

4. FOUCAULT, Michel. La vida de los hombres infames. Ensayos sobre desviación y dominación. Las Ediciones de la Piqueta. Madrid, 1990.

5. DELEUZE, Gilles. Foucault. Les Editions de Minuit, París, 1986.

Gentileza: http://semfoucault2009paloma.blogspot.com/

1 comentario:

  1. adriana, me encanto este blog, aunque no pertenezca ya a la facu de psicologia lo estoy disfrutando. saludos .. rocio sureda

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